domingo, 15 de julio de 2012

LAS PROFECÍAS DE RICARDO SOULÉ: DE ARQUERO DE QUILMES A CREADOR DE VOX DEI

“Amo el fútbol, pero el de antes. El de hoy con gente que se mata en las canchas no es creíble. Se mezcló todo en un mismo lodo, y lo mismo pasa en el rock. Antes el deporte y el arte eran hechos culturales nobles, hoy no”.
Quien habla es Ricardo Soulé, uno de los próceres del rock nacional, voz líder y guitarrista del legendario grupo Vox Dei.
Desde su Quilmes natal, Ricardo habló con El Tapón para recordar su etapa menos famosa. Es que el creador de la canción El momento en que estás presente (“todo concluye al fin, nada puede esperar, todo tiene un final, todo termina”), que acompañó a varias generaciones, también fue futbolista. Arquero en las inferiores de Quilmes en su etapa de niñez y adolescencia para más datos.
“Empecé a ir a la cancha junto a mi viejo. Cómo será que estaba tan compenetrado con Quilmes, que mi papá me contaba que lo primero que aprendí a decir fue PILMES.
-¿Cómo fue que te decidiste a probaste en tu club?
-Yo jugaba en los potreros y en la escuela y un día con mis compañeros fuimos a probarnos a Quilmes porque escuchamos que probaban chicos. Yo quería jugar de nueve pero como no pude, entonces me probé de arquero. Sino quedaba en ese puesto ya estaba decidido a no seguir. Pero la verdad es que no me hicieron goles y me ficharon. Jugué desde la novena hasta la reserva y entrenaba con la primera.
-¿Tuviste compañeros que después se hicieron famosos?
-Sí, el Pato Fillol y el fantasma Benito (NdR: Ángel, ex Velez y Central). Yo paralelamente ya estaba con la música y también había empezado a estudiar ingenieria en La Plata. Al final dejé de ir a jugar y de estudiar, para seguir de lleno con la música. Y no me arrepiento.
-¿Y el Pato ya se veía fenómeno en esos tiempos?
-Y sí, imaginate. Como te digo, yo no desentonaba, pero a él ya se le veían las condiciones que lo llevaron a ser lo que fue.
-¿Y después de esa etapa de jugador, seguiste yendo a la cancha?
-No, la verdad que no. Ya se empezaban a ver esas cosas que no me gustan del fútbol y que no tienen nada que ver con el divertimento que supone este deporte. La pasión del hincha está desvirtuada hoy,  todo va por lado de la plata. Hoy hacen un gol con el culo y lo festejan; están locos y muy desenfocados. Una vez yo estaba en la cancha en un partido de Quilmes en la Primera B, y un jugador rival se mandó una jugada extraordinaria. Lo aplaudieron desde los cuatro costados, hoy ese romanticismo del amor por el fútbol, más allá del color de tu camiseta se perdió. Y yo soy un romántico, disfruté del fútbol como hecho estético, la flor y la nata, como le dicen en España. No me volvía loco si el rival era superior. Hoy no es así.
-¿Y en el rock pasa lo mismo?
-También es igual. Es un elemento de consumo masivo, domesticado, envasado al vacío. El rock fue una contracultura, una respuesta a la chabacanería y hoy es cualquier cosa, menos eso.
-¿Disfrutaste el último ascenso de Quilmes?
-No, tanto. Como te decía, yo dejé de seguir a Quilmes, porque mucho de lo que te decía lo comenzaba a palpitar desde aquellos tiempos. Sí disfruté un poco más el título del 78 (el único título de Primera en la historia de Quilmes). Pese a que estábamos de gira, nos quedamos con ganas de ir a Rosario porque fue un acontecimiento para todos los quilmeños. Este último ascenso no lo viví tan de cerca, no juega tan bien, en los niveles históricos de lo que es este club. Se ha perdido el concepto; eso de traer jugadores de tantos lados como en feria, de ligas desconocidas solo por traer, y armar y desarmar grupos con tanta facilidad no es el concepto de lo colectivo que se supone que es el fútbol. Por eso en un tiempo me refugié en el rugby que mantenía esos preceptos, más allá de que es un deporte de tanto roce.
-¿Qué sentiste al saber que hinchadas como la de San Lorenzo cantan Presente?
-Y es la libertad del pueblo para cantarlas. Se los agradezco, es muy lindo realmente. Pienso que ya no le pertenecen a uno, sino al pueblo.

LA BIBLIA:
Ricardo Soulé junto a Willy Quiroga, Rubén Basoalto (fallecido hace pocos meses) y Yody Godoy pergeñaron a comienzos de los años 70 una obra que quedaría en el pináculo del rock nacional: La Biblia. Soulé reconoce que nunca se imaginó que ese disco iba a tomar la trascendencia que tomó. Editada, reeditada en varias versiones, la originalidad de la obra trascendió límites geográficos y marcó a fuego la carrera de Vox Dei.
“Tenía 20 años cuando la hicimos. Y realmente no imaginábamos que iba a tener tanta vigencia y que iba a ser considerada como una de las obras más importantes de la música popular”, dice Soulé.